Astrónomos consiguen captar el violentísimo «homicidio estelar» de una agujero con una masa de 3 millones de soles
Pocas cosas pueden ser más aterradoras en el Universo que los agujeros negros supermasivos. Estos amenazantes pozos espaciales, invisibles al acecho en el centro de las galaxias, aspiran con avidez todo lo que se ponga a su alcance. Al menos, eso es lo que creen los científicos. Pero, en realidad, sus «cenas» son escasas. Detectar el momento en el que engullen es, para los científicos, un evento emocionante. Y eso es lo que ha conseguido un equipo de astrónomos, que ha observado de forma directa cómo un agujero negro supermasivo tritura una estrella que se le había acercado demasiado. La investigación aparece publicada en la revista Nature.
Los agujeros negros supermasivos, que pesan de millones a miles de millones de veces más que el Sol, se esconden en los centros de la mayoría de las galaxias. Estos gigantescos monstruos se mantienen tranquilos hasta que una víctima inocente, como por ejemplo una estrella, deambula lo suficientemente cerca para ser destrozada por las garras de sus poderosas fuerzas gravitacionales. «Existen la creencia popular de que los agujeros negros, como los tiburones, son máquinas de matar a perpetuidad, pero en realidad están en calma durante la mayor parte de sus vidas. De vez en cuando una estrella se pasea muy cerca y entonces empieza el frenesí de su alimentación», explica Ryan Chornock, del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA).
El equipo descubrió un resplandor que delataba que algo ocurría el 31 de mayo de 2010. La llamarada alcanzó un pico el 12 de julio antes de desaparecer en el transcurso de un año. «Hemos observado la desaparición de una estrella y su digestión por un agujero negro en tiempo real», afirma el coautor de la investigación Edo Berger, de Harvard. El resplandor venía de una agujero negro supermasivo previamente inactivo en el centro de una galaxia a 2.700 millones de años luz de distancia. El agujero tiene una masa equivalente a tres millones de soles, aproximadamente del mismo tamaño que el agujero negro central de la Vía Láctea.
La escena del crimen
Los astrónomos han detectado estos homicidios estelares antes, pero esta es la primera vez que se puede identificar a la víctima. Gracias a las datos obtenidos por el observatorio espacial Galaxy Evolution Explorer de la NASA y el telescopio Pan-STARRS1 en la cumbre del Haleakala, en Hawai, el eqipo, liderado por Suvi Gezari, de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore (Maryland, EE.UU.) ha identificado a la víctima como una estrella rica en helio, probablemente el corazón de una estrella gigante roja. La carencia de hidrógeno demuestra que la estrella perdió su atmósfera en una pase previo por el agujero negro. «Cumplió con su desafortunado final en la segunda ronda», dice Chornock.
«Cuando la estrella es destrozada por las fuerzas gravitacionales del agujero negro, una parte de los restos de la estrella cae hacia el agujero negro, mientras que el resto es expulsado a altas velocidades. Hemos visto en tiempo real cómo el resplandor del gas estelar cae en el agujero negro y hemos asistido a la firma espectral del gas expulsado, la mayoría helio», explica Gezari. «Es como reunir las evidencias de la escena del crimen».
Esta observación arroja luz sobre el entorno hostil de los agujeros negros y los tipos de estrellas que se arremolinan a su alrededor.
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