Algunas pastillas que comúnmente se emplean para dormir podrían estar asociadas con un mayor riesgo de muerte. De hecho, según un trabajo que se acaba de publicar en British Medical Journal, el consumo de estos medicamentos inductores del sueño, incluso en cantidades inferiores a las 18 dosis al año, cuadriplica el riesgo de muerte. El estudio señala además que su consumo en dosis elevadas se relaciona también con un riesgo significativamente mayor de cáncer.
En EE.UU., se calcula que entre uno de cada 20 o de cada 10 adultos consumen somníferos; en España, se calcula que los somníferos sin receta son consumidos por un 1,6%, de la población. Los investigadores, de la Clínica Scripps (EE.UU.), han evaluado la supervivencia de más de 10.500 personas a las que se les prescribió una serie de pastillas para dormir durante un periodo medio de 2,5 años entre 2002 y 2007.
Los fármacos analizados incluían benzodiacepinas, como el temazepam, no benzodiacepinas, como el zolpidem, eszopiclona, y zaleplon, barbitúricos y antihistamínicos sedantes.
Los investigadores compararon la supervivencia de estos pacientes, cuya edad promedio era 54 años, con la de más de 23.500 personas de la misma edad, sexo, estilo de vida y problemas de salud subyacentes, pero que no habían consumido pastillas para dormir durante el mismo periodo.
Después de tomar en cuenta factores que pudieran influir en los resultados -edad, sexo, peso, estilo de vida, origen étnico y diagnóstico previo de cáncer-, los resultados sugerían la existencia de un vínculo entre estos medicamentos y un mayor riesgo de muerte, incluso en dosis relativamente bajas.
Más concretamente, los resultados mostraron que aquellas personas a las que prescribieron hasta 18 dosis al año tenían 3,5 veces más probabilidades de morir que los no tomaban pastillas; si el consumo era entre 18 y 132 dosis fueron, el riesgo se cuadriplicaba. Y los que tomaron la mayor cantidad de dosis (132 + un año) tenían cinco veces más probabilidades de morir.
Tasa de mortalidad
Aunque el número total de muertes en cada grupo fue reducido, los expertos encontraron claras diferencias entre ellos. Por ejemplo, hubo 265 muertes entre las 4.336 personas que tomaban zolpidem, en comparación con las 295 muertes entre las 23.671 personas que no habían tomado sedantes o pastillas para dormir. Además, los que tomaron el mayor número de dosis también estaban en mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.
Los autores advierten no obstante que los estudios que muestran asociación no prueban, necesariamente, causa y efecto. Sin embargo, sus hallazgos y las investigaciones anteriores muestran un mayor riesgo de muerte entre los consumidores de pastillas para dormir. Por ello, los investigadores creen que se debe reconsiderar el uso de hipnóticos a corto plazo.
En este sentido, la editora jefe del BMJ, Trish Groves, añade que, «aunque los autores no han sido capaces de probar que las píldoras para dormir causen la muerte prematura, sus análisis han descartado una amplia gama de factores causales posibles para estos resultados, que plantean problemas importantes, y dudas sobre la seguridad de los sedantes y pastillas para dormir».
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