miércoles, 29 de febrero de 2012

Así fue el gran bombardeo sobre la Luna

Hace 4.000 millones de años, nuestro satélite natural recibió por segunda vez una sucesión de impactos provocados por los cambios en las órbitas de los planetas gigantes


Durante los primeros días de la Tierra, nuestro planeta y otros en el interior del sistema solar, también la Luna, experimentaron repetidos impactos de los desechos que formaban los bloques de construcción planetaria. Con el tiempo, cuando este material fue arrastrado e incorporado a los planetas interiores, la tasa de impactos disminuyó. Sin embargo, hace unos 4.000 millones de años, se sucedió una segunda oleada de impactos. ¿Ocurrió de igual forma? ¿El mismo fenómeno se produjo dos veces? No exactamente. Una nueva investigación ha descubierto que los nuevos proyectiles lunares golpearon a velocidades mucho más altas, incluso el doble. Esta gran velocidad de colisión, según los científicos, demuestra el origen de las «pedradas»: los asteroides del cinturón principal que fueron desalojados y enviados al interior del sistema solar por los cambios en las órbitas de los planetas gigantes. El estudio, que aparece publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters, no es solo una curiosidad científica, sino que puede tener importantes implicaciones en una futura exploración o colonización de la Luna.
En efecto, el equipo de investigadores del Instituto de Ciencia Lunar (NLSI) de la NASA situado en el Centro de Investigación Ames en Moffett Field, California, descubrió que el «cataclismo» que ocurrió en la Luna hace 4.000 millones de años se produjo a velocidades mucho más altas que las que hicieron los cráteres más antiguos. Los científicos encontraron pruebas que apoyan este escenario mediante el examen de la historia de la formación de cráteres en la Luna. Para ello, analizaron, entre otras, imágenes tomadas por la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO), que actualmente orbita alrededor de la Luna.
Sus resultados muestran que los cráteres formados cerca de la cuenca de impacto Nectaris, de 860 km de diámetro, cercano al lugar de alunizaje del Apolo 16, fueron creados por proyectiles que golpearon dos veces más rápido que los que se encuentran en los terrenos más antiguos. Esto puede verse por un sutil cambio en los tamaños de los cráteres, de un 30% a un 40% mayores como promedio que los cráteres más antiguos.

Antes de Aitken

Pero, ¿por qué eran más rápidos estos proyectiles? Puede indicar un cambio en el sistema solar. El análisis apoya la hipótesis de un cataclismo lunar que se produjo hace 4.000 millones de años, debido a las perturbaciones gravitatorias causadas por la reorganización de los planetas gigantes a medida que sus órbitas cambiaban. «Es fascinante que la superficie de nuestra Luna registre evidencias de los cambios orbitales de Júpiter y Saturno que se produjeron hace mucho tiempo», dice Yvonne Pendleton, que ha participado en la investigación.
El aumento en la velocidad parece haber ocurrido después de que se formara la cuenca de impacto más grande de la Luna, el cráter Aitken, en la cara oculta, de 2.500 kilómetros de diámetro, pero antes de la formación del cráter lleno de lava más grande, visible desde todo el mundo.
«Este es un momento emocionante para la investigación lunar con la LRO y otras naves espaciales proporcionando tantos nuevos datos tanto», indica el autor principal de la investigación, Simone Marchi. Determinar la magnitud y la duración de cualquier cataclismo de impacto supone una prioridad para el futuro de la ciencia si queremos volver a explorar la Luna, según un informe publicado con anterioridad por el Consejo Nacional de Investigación de EE.UU.

Metatrónica, ¿la ciencia que matará a la electrónica?

Científicos trabajan en nuevos materiales capaces de reemplazar la electricidad por luz

El mundo en que vivimos es fruto, en gran medida, de los avances que se han producido en el ámbito de la ingeniería eléctrica. La capacidad de controlar con precisión el flujo de cargas eléctricas mediante circuitos cada vez más pequeños y complejos es clave en todos los avances que vemos a diario. Si los investigadores de la Universidad de Pennsylvania tienen éxito, se producirá un enorme salto en este campo, ya que están trabajando en metamateriales capaces de proporcionarnos circuitos en los que la electricidad será reemplazada por la luz. Esta nueva tecnología se llama metatrónica y podría ser clave para construir circuitos mucho más pequeños, rápidos y eficientes.
Nader Engheta, profesor del departamento de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Pensilvania, está trabajando para crear los materiales que podrían cambiar la electrónica del futuro. El cambio, de producirse, sería radical: dejaríamos de utilizar cargas eléctricas para comenzar a utilizar cuantos de luz. Tan diferente serán esos circuitos, que en lugar de hablar de “electrónica” estaremos hablando de metatrónica, término que hace referencia a los metamateriales en los que se basa.
"Cuando se analiza el éxito que ha tenido la electrónica a lo largo del siglo pasado es lícito preguntarse si existe un motivo para que nos limitemos a la utilización de la electricidad”, dice Engheta. “Si fuésemos capaces de utilizar longitudes de onda más cortas podríamos construir circuitos más pequeños, más rápidos y más eficientes." Los circuitos que empleamos en la construcción de nuestros dispositivos emplean diferentes arreglos y combinaciones de circuitos electrónicos, capaces de realizar funciones que van desde el equivalente de simples interruptores a las necesarias para construir un superordenador. Componentes como los resistores, inductores, capacitores y transistores se encargan de manipular el flujo de electrones que fluyen por el circuito con precisión matemática.
Ahora, desde el punto de vista físico, las ecuaciones de Maxwell (fórmulas que describen el comportamiento de los campos electromagnéticos) se pueden aplicar tanto a la electricidad como a la luz, por lo que Engheta comenzó, junto a sus alumnos, a trabajar en el desarrollo de circuitos capaces de funcionar con luz. En 2005 publicaron un artículo que explicaba como podrían funcionar los circuitos ópticos. Siete años más tarde han conseguido construir un prototipo funcional que demuestra que su idea puede funcionar.

Un peine de nitrito de silicio

El equipo de Engheta, entre los que se encuentran Yong Sun, Brian Edwards y Alu Andrea, ha bautizado esta tecnología con el término “metatrónica” ("metatronics") y publicado un nuevo artículo en la revista especializada Nature Materials. Los ingenieros suelen tratar a los componentes electrónicos como una “caja negra”, un dispositivo ideal en el que los niveles de sus salidas son determinadas exactamente por los valores presentes en sus entradas. Esto les permite diseñar sus equipos sin tener que preocuparse por lo que está ocurriendo dentro de cada una de las partes que lo componen. En el campo de la óptica tenemos “componentes” macroscópicos, como lentes, guías de onda y rejillas, que pueden ser tratados como “cajas negras” pero que tienen un tamaño tan grande que resulta muy poco práctico construir “circuitos” con ellos. Pero la nanotecnología, una rama relativamente reciente de la ciencia que nos permite ensamblar piezas a partir de átomos sueltos, nos permite diseñar los elementos necesarios para elaborar circuitos ópticos con dimensiones que se miden en nanómetros.
En el caso del experimento del grupo de Engheta, se ha trabajado con una estructura con una forma similar a la de un peine construido a partir de nanopilares rectangulares de un metamaterial denominado nitrito de silicio. Estas estructuras permiten manipular las ondas de formas que antes eran imposibles. Las secciones transversales de estas y las lagunas que se forman entre ellas constituyen un patrón que reproduce las funciones que en un circuito electrónico poseen las resistencias, inductores y condensadores, los tres componentes electrónicos más simples. “Esto nos permite utilizar diseños similares a lo que empleamos en la electrónica, pero capaces de funcionar con luz", explica Engheta. A lo largo de sus experimentos utilizaron ondas de luz dentro del rango del infrarrojo, pero teóricamente pueden funcionar con longitudes de onda más cortas. Este trabajo recibió el apoyo de la Oficina de la Fuerza Aérea de los EE.UU., lo que demuestra el interés gubernamental existente en este tipo de proyectos.

Desentierran un mundo perdido

Científicos descubren en el estado de Nueva York un bosque entero fosilizado de hace 385 millones de años, el más antiguo del mundo

Para los científicos, fue como caerse de una máquina del tiempo y caminar por un mundo perdido, en el que podían identificar cada árbol y cada planta, con el aspecto exacto que tenían y en el lugar exacto donde se encontraban durante el Devónico Medio, hace millones de años. Científicos del Museo de Nueva York y de las Universidades de Binghamton y Cardiff han desenterrado en el estado de Nueva York un bosque entero fosilizado de 385 millones de años, el suelo del bosque más antiguo del mundo. La investigación, que aparece publicada en la revista Nature, ha permitido describir la extraordinaria riqueza y complejidad de este antiquísimo paraje natural, al tiempo que puede arrojar nueva luz sobre el papel de los bosques actuales y su impacto en el cambio climático.
«Fue como descubrir el equivalente botánico de unas huellas de dinosaurio», explica William Stein, profesor asociado de ciencias biológicas en la Universidad de Binghamton, y uno de los autores del artículo. «El área recién descubierta fue preservada de tal manera que, literalmente, hemos sido capaces de caminar entre los árboles, sabiendo de qué tipo eran, dónde habían echado raíces y cuánto habían crecido».
El reciente descubrimiento se ha hecho en la misma área de las montañas de Catskill, en el Condado de Schoharie, donde fueron encontrados en 1920, durante la construcción de una presa cercana, los fósiles de los árboles más viejos de la Tierra. Pero la cantera se rellenó y la única manera de estudiar este escenario natural era a partir de los fósiles guardados en los museos. Pero, por fortuna, una nueva oportunidad surgió en 2010. Durante la reparación de la misma presa, las autoridades de Nueva York permitieron a los investigadores volver a examinar el sitio. Y se llevaron una auténtica sorpresa. No se trataba de unos cuantos árboles, se trataba de la selva entera. Lo que hallaron en esta ocasión fue una gran parte prácticamente intacta del suelo del antiguo bosque, con un impresionante nivel de detalle de la composición global de la selva. Las raíces y las posiciones de las bases de los troncos se habían preservado.

Árboles de 10 metros

El antiguo bosque resultó inesperadamente complejo. Para empezar, los árboles de Gilboa, de hasta diez metros de altura y parecidos a palmeras, se asentaban en depresiones de casi dos metros de diámetro, rodeados de miles de raíces. Entre ellos se encontraban las aneurophytales, plantas que vívían en el suelo del bosque, como los helechos modernos, posiblemente luchando para abrirse camino como las enredaderas tropicales hoy en día. Las aneurophytales son los primeros en el registro fósil que tenían madera auténtica y el grupo más antiguo conocido en el linaje que condujo a las modernas plantas de semillas. También hallaron un ejemplo importante de un musgo de árbol.
El equipo cree que el área probablemente disfrutó de un ambiente de humedal en un clima tropical. En el momento en el bosque de Gilboa empezó a emerger -durante el período Devónico Medio- la Tierra experimentó una dramática caída en los niveles globales de dióxido de carbono atmosférico y el enfriamiento asociado llevó a un período de glaciación. Los científicos creen que el bosque nos puede enseñar mucho sobre los ecosistemas actuales y ofrecer lecciones valiosas sobre el cambio climático y el futuro del planeta.

Así eran las pulgas gigantes del Jurásico

Hasta seis veces más grandes que las actuales, se alimentaban de sangre de dinosaurio y eran incapaces de saltar

Científicos franceses han hallado en China los fósiles más antiguos de pulgas jamás encontrados, unos parásitos «gigantes» en comparación con los actuales, según recoge hoy la revista británica Nature. Sorprende su tamaño: las hembras podían medir hasta 20,6 milímetros cuando una pulga moderna llega de forma extraordinaria hasta los cinco. Su rasgo más sorprendente es una boca con forma de sifón alargado con la que perforaban la piel de sus víctimas, al principio nada menos que dinosaurios. Curiosamente, sus patas no estaban preparadas para el salto.
El equipo de André Nel, entomólogo del Museo de Historia Natural de París, encontró nueve fósiles en las provincias chinas de Daohugou, Mongolia Interior y Liaoning, que datan de dos épocas diferentes, el Jurásico medio (hace 165 millones de años) y del Cretácico inferior (entre 145 y 99 millones de años).
En una época en la que la Tierra estaba habitada por dinosaurios y grandes reptiles, el hallazgo prueba que el tamaño de las pulgas también era visiblemente mayor: el cuerpo de las hembras podía medir entre 14 y 20,6 milímetros y el de los machos entre 8 y 14,7 milímetros. Estas dimensiones contrastan con las de las pulgas actuales, que oscilan entre 0,8 y 5 milímetros, y miden de media 3,5 milímetros.
Los restos encontrados, tanto de hembras como de machos, muestran que tenían un abdomen largo y ancho, una cabeza relativamente pequeña, patas largas y una antena pequeña y compacta, pero carecían de alas. Su rasgo más sorprendente es su boca (con forma de sifón alargado), con la que perforaban la piel de sus anfitriones, más larga en las hembras que en los machos y visiblemente menor que la de las pulgas de hoy en día.
Conservan también algunos rasgos primitivos, en particular unas patas traseras no aptas para saltar. Estas características sugieren a los investigadores que las pulgas gigantes evolucionaron a partir de la mosca escorpión, una especie alada que habitó en el Cretácico inferior, que tenía una boca similar para alimentarse del néctar de las flores y que se extinguió con la aparición de insectos modernos como los mosquitos o las hormigas.
«La boca y los genitales de las moscas escorpión macho son muy similares a los de las pulgas gigantes, lo que apoya la teoría de que ambas especies están relacionadas y que las pulgas gigantes son moscas escorpiones que evolucionaron para alimentarse de sangre», explica Nel. Con motivo de esa adaptación, las pulgas perdieron sus alas y disminuyó el tamaño de su antena y de sus ojos.

Dinosaurio para cenar

El descubrimiento ha aportado también nueva información sobre la evolución en la elección de sus víctimas ya que, en un primer momento, estos parásitos podrían haberse alimentado de la sangre de dinosaurios con plumas y con posterioridad pasaron a los mamíferos y las aves. «El gran tamaño de estas pulgas en comparación con las modernas indica que en un primer momento no debieron alimentarse de pequeños mamíferos, sino de grandes dinosaurios con plumas», indica Nel.
«A medida que estos grandes dinosaurios se extinguieron, desaparecieron también las pulgas gigantes, mientras que las modernas se desarrollaron probablemente durante el Cretácico tardío, a la par que los mamíferos», añadió el investigador. Sin embargo, el motivo de que su tamaño se redujese tanto permanece sin resolver. «Quizá adaptarse para poder saltar fue una mejor solución evolutiva que tener un cuerpo grande», especula Nel.
El hallazgo de estos fósiles es poco frecuente, ya que los restos de ectoparásitos, insectos que viven sobre la piel de sus víctimas y entre los que figuran las pulgas y piojos, son poco abundantes y difíciles de encontrar, lo que dificulta la investigación de sus orígenes en la era mesozoica.

El terrible cáncer facial del demonio de Tasmania, provocado por una sola hembra

Los científicos la llaman «El Diablo Inmortal», porque, aunque murió hace más de quince años, su ADN permanece vivo en los ejemplares enfermos


El demonio de Tasmania, el marsupial carnívoro más grande del mundo que habita la isla australiana a la que debe su nombre, sufre un terrible y extraño cáncer facial que está a punto de acabar con la especie. La enfermedad, en extremo contagiosa, deforma la cara de los animales de forma repulsiva, hasta el punto de que la víctima muere por hambre o sofocación en solo unos meses. El pasado mes de junio, un grupo de investigadores anunciaba que había conseguido secuenciar el genoma de dos ejemplares, un paso muy importante para conocer la causa de este mal. Ahora, los científicos han logrado catalogar las mutaciones presentes en el cáncer, lo que da nuevas pistas muy reveladoras acerca de dónde proviene el tumor y cómo se hizo tan contagioso. La causante: una única hembra.
Estos marsupiales de piel negra y potentes mandíbulas habitaban toda Tasmania hasta que el cáncer facial incurable detectado por primera vez en 1996 terminó con la mitad del censo en libertad, unos 75.000 ejemplares. El cáncer se transmite por mordiscos o contacto físico entre los animales, el único que se conoce que se propaga de esta forma. La nueva investigación, publicada en la revista Cell, ha revelado que surgió por primera vez de las células de una sola diablo de Tasmania. Esta hembra ha sido apodada por los científicos como «El Diablo Inmortal», porque a pesar de que murió hace más de 15 años, su ADN sigue vivo en la línea celular de cáncer contagioso que generó.
«El cáncer del demonio de Tasmania es el único que amenaza a toda una especie de extinción», explica Elizabeth Murchison, autora principal del estudio e investigadora del Wellcome Trust Sanger Institute, una institución británica sin ánimo de lucro dedicada a la investigación genética. «La secuenciación del genoma de este cáncer nos ha permitido catalogar las mutaciones que lo hacen crecer y persistir en la población del demonio de Tasmania», dice.
El equipo encontró evidencias de diferencias genéticas entre los tumores, lo que indica que el cáncer se ha distinguido genéticamente durante su propagación. Buscaron estas diferencias entre los tumores de 69 demonios de Tasmania de lugares distantes, lo que les permitió construir un mapa de la propagación del cáncer a través de la población de diablos. Esto significa que algunos subtipos de cáncer pueden ser más virulentos que otros.

Un nuevo método para encontrar vida en otros planetas

La técnica, en la que han participado científicos de Canarias, permite descubrir si la vida vegetal más simple se encuentra en otro lugar del Universo

A partir de la observación de la Luna, astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) han encontrado evidencias de vida en el Universo... concretamente en la Tierra. Encontrar vida en nuestro planeta puede parecer una observación trivial, pero el nuevo enfoque de este equipo internacional de científicos, entre los que participan astrónomos canarios, puede llevar a futuros descubrimientos de vida en otros lugares del Universo. El trabajo se describe en un artículo que aparece publicado en la revista Nature.
«Utilizamos un truco llamado observación earthshine (en inglés, brillo de la Tierra) para mirar la Tierra como si fuera un exoplaneta», explica Michael Sterzik, autor principal de la investigación. «El Sol brilla sobre la Tierra y esa luz se refleja de nuevo sobre la superficie de la Luna. La superficie lunar actúa como un enorme espejo».
Los astrónomos analizan la débil luz reflejada por la Tierra buscando indicadores, como ciertas combinaciones de gases en la atmósfera de la Tierra, los delatores de la presencia de vida orgánica. Este método hace de la Tierra un punto de referencia para la futura búsqueda de vida en planetas más allá del Sistema Solar.
Las huellas de vida, o biomarcadores, son difíciles de encontrar con métodos convencionales, pero el equipo ha sido pionero al aplicar un nuevo enfoque más sensible. En lugar de limitarse a observar cuán brillante es la luz reflejada en diferentes colores, también observan la polarización de la luz, una técnica denominada espectropolarimetría. Aplicando esta técnica al brillo de la Tierra observado con el VLT, pueden verse con claridad los biomarcadores en la luz reflejada desde la Tierra.
Stefano Bagnulo (Observatorio de Armagh, Irlanda del Norte, Reino Unido), coautor de este estudio, explica las ventajas: «La luz de un exoplaneta distante es difícil de ver debido al brillo de la estrella anfitriona, con lo cual es muy difícil analizarla; casi tan complicado como intentar estudiar un grano de polvo junto una potente bombilla. Pero la luz reflejada por un planeta se polariza, mientras que la de la estrella no. Por tanto, las técnicas polarimétricas nos ayudan a capturar la débil luz reflejada de un exoplaneta proveniente de su deslumbrante estrella».
El equipo estudió tanto el color como el grado de polarización de la luz de la Tierra tras ser reflejada por la Luna, como si la luz viniera de un exoplaneta. Consiguieron deducir que la atmósfera de la Tierra es parcialmente nubosa, que parte de su superficie está cubierta de océanos, y que —y esto resulta crucial— hay vegetación. Pudieron incluso detectar cambios en la cobertura de nubes y en la cantidad de vegetación en diferentes momentos, dado que la luz reflejada por la Luna provenía de diferentes partes de la Tierra.
«Encontrar vida fuera del Sistema Solar depende de dos cosas: en primer lugar, de que esa vida exista y, en segundo, de que contemos con la suficiente capacidad técnica para detectarla», añade Enric Palle, del Instituto de Astrofísica de Canarias. «Este trabajo es un paso adelante en el camino para alcanzar esas capacidades».
«La Espectropolarimetría puede, en última instancia, decirnos si la vida vegetal más simple —basada en procesos de fotosíntesis— ha emergido en algún otro lugar del Universo», concluye Sterzik. «Pero, por supuesto, no estamos buscando pequeños seres verdes ni evidencias de vida inteligente».
La próxima generación de telescopios, como el E-ELT (European Extremely Large Telescope), podría ser capaz de darnos la extraordinaria noticia de que la Tierra no está sola como portadora de vida en el Universo.

Así era el pingüino prehistórico gigante

Tenía el cuerpo delgado y las aletas largas, pero las patas eran cortas y gruesas

Después de 35 años, se ha logrado completar la reconstrucción de un fósil gigante de pingüino, ofreciendo a los investigadores nueva información sobre la diversidad de los pingüinos prehistóricos. Los huesos fueron recogidos en 1977 por el doctor Ewan Fordyce, paleontólogo de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda.
En 2009 y 2011, el doctor Dan Ksepka, de la Universidad Estatal de Carolina del Norte, y el doctor Paul Brinkman, viajaron a Nueva Zelanda para ayudar en la reconstrucción del fósil de pingüino; y ahora, han publicado sus hallazgos en el «Journal of Vertebrate Paleontology».
Los investigadores apodaron Kairuku al pingüino, una palabra maorí que se traduce como "buzo que regresa con comida". Ksepka se interesó en el fósil porque su forma corporal es diferente a la de todos los pingüinos conocidos, tanto vivos como extintos. Además, el investigador también estaba interesado en la diversidad de las especies de pingüinos que vivían en lo que hoy es Nueva Zelanda, durante el período Oligoceno, que tuvo lugar hace, aproximadamente, 25 millones de años.
Según Ksepka, "Nueva Zelanda fue un lugar ideal para los pingüinos en términos de alimentos y seguridad. La mayor parte de la isla estaba bajo el agua en ese momento, dejando masas rocosas aisladas que mantenían a los pingüinos a salvo de los depredadores, y les proporcionaban comida abundante".

Cuerpo delgado y aletas largas

Kairuku fue una de las, al menos, cinco especies diferentes de pingüinos que vivieron en Nueva Zelanda durante el mismo período -esta diversidad de especies fue lo que hizo difícil la reconstrucción. "Kairuku era un ave elegante para los estándares de los pingüinos, con un cuerpo delgado y aletas largas, pero patas cortas y gruesas", explica Ksepka.
Los investigadores realizaron la reconstrucción a partir de dos fósiles de Kairuku, por separado, utilizando el esqueleto de un pingüino rey actual, como modelo. El resultado fue un pájaro alto, de pico y aletas alargados - sin duda, la mayor de las cinco especies que eran comunes en la zona durante el Oligoceno.
Nueva Zelanda contiene fósiles excepcionales, que dan pistas importantes sobre la historia de los pingüinos y otras criaturas marinas. Ksepka espera que la reconstrucción de Kairuku dé a otros paleontólogos más información acerca de otros fósiles en la misma zona, así como un mejor conocimiento sobre las especies de pingüinos gigantes.

El extraño caso del caballo menguante

Una investigación saca a la luz pruebas de los efectos del aumento de temperatura sobre el tamaño corporal

El antepasado de todos los caballos, 'Sifrhippus', sufrió en América hace 56 millones espectaculares cambios de tamaño. En un periodo de 130.000 años, perdió un 30% de su masa corporal hasta llegar a pesar solo 3,8 kilos -lo mismo que un pequeño gato doméstico actual- y, en los 45.000 años siguientes, engordó hasta los 6,8 kilos. Científicos estadounidenses explican en 'Nature' que la reducción de tamaño de este animal y otros tuvo su origen en el cambio climático que en esa época sufrió el planeta. A más calor, menor tamaño.
'Sifrhippus' sufrió esos cambios durante lo que se conoce como el Máximo Térmico del Paleoceno-Eoceno (MTPE), un periodo de 175.000 años en el que las temperaturas subieron una media de 6º C como consecuencia de grandes cantidades de carbono emitidas a la atmósfera y los océanos por una muy intensa actividad volcánica.
Los científicos saben desde 1989 que durante el MTPE numerosas especies redujeron su tamaño, en algunos casos hasta la mitad. Ahora, un estudio dirigido por Ross Secord, de la Universidad de Nebraska-Lincoln, y Jonathan Bloch, del Museo de Historia Natural de la Universidad de Florida, ha encontrado pruebas de la relación causa-efecto entre aumento de la temperatura y reducción del tamaño.

Cada vez más pequeños

Stephen Chester, estudiante de antropología y coautor del trabajo, medía hace siete años los dientes de 'Sifrhippus' de un yacimiento en la cuenca del río Bighorn, al oeste de Wyoming, cuando descubrió algo que sorprendió a Secord y Bloch. "Dijo que los caballos más antiguos eran mucho más grandes que los más recientes. Pensé que tenía que haber algún error, pero estaba en lo cierto: el patrón se hacía más fuerte a medida que se examinaban más fósiles", recuerda Bloch.
Un análisis geoquímico de los isótopos de oxígeno presentes en los dientes confirmó que la causa de la reducción de tamaño había sido la temperatura ambiental. "Cuando Jon y yo tuvimos los datos del oxígeno del espectrómetro de masas, vimos inmediatamente que las tendencias del tamaño de los caballos y la temperatura eran especulares", indica Secord.
El calentamiento que dio lugar al MTPE se produjo durante entre 10.000 y 20.000 años, recuerdan los autores. Y, durante ese máximo térmico, surgieron los ancestros de varios grupos de mamíferos, incluidos los primates. Ahora, las peores previsiones apuntan a que, en los próximos cien años, las temperaturas pueden subir en la Tierra hasta 4º C como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Hay una gran diferencia en escala temporal, y la pregunta es: ¿vamos a ver el mismo tipo de respuesta evolutiva? ¿Van a ser los animales capaces de reajustar sus tamaños corporales durante los dos próximos siglos?", se pregunta Secord.

Sí, el cielo se desploma sobre nuestras cabezas

Un satélite de la NASA descubre que las nubes están hasta 40 metros más bajas que hace una década, lo que puede tener importantes implicaciones en el clima mundial

En efecto, el ancestral miedo de que el cielo se desplome sobre nuestras cabezas se está haciendo realidad. Pero, por supuesto, no es exactamente el cielo lo que cae, sino las nubes. Un satélite de la NASA ha descubierto que las nubes de la Tierra están cada vez más bajas. En concreto, han perdido un 1% de su altura -de 30 a 40 metros- a lo largo de la última década. Este fenómeno tiene implicaciones potenciales para el clima mundial en el futuro. Según los científicos, de continuar este proceso, nuestro planeta podría enfriarse de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y «ralentizando potencialmente los efectos del calentamiento global».
Científicos de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda analizaron mediciones de la altura de las nubes tomadas durante diez años (de marzo de 2000 a febrero de 2010) por instrumentos de la nave espacial Terra de la NASA. El estudio, publicado recientemente en la revista Geophysical Research Letters, revela una tendencia general a la disminución de altura de las nubes. El promedio se redujo en alrededor de un 1% durante la década, es decir, de 30 a 40 metros. La mayor parte de la reducción se debió a un menor número de nubes que se producen a gran altura.
El investigador principal, Roger Davies, explica que si bien el registro es demasiado pequeño para ser definitivo, proporciona un indicio de que algo muy importante podría estar pasando. Aunque es necesario realizar un seguimiento a más largo plazo para determinar la influencia de este proceso en las temperaturas globales.

Enfriamiento

Una reducción constante en la altura de las nubes permitiría a la Tierra enfriarse al espacio de manera más eficiente, reduciendo la temperatura de la superficie del planeta y potencialmente ralentizando los efectos del calentamiento global. Esto puede representar un mecanismo de «retroalimentación negativa», un cambio provocado por el calentamiento global que, por extraño que parezca, ayuda a contrarrestarlo. «No sabemos exactamente lo que hace que las nubes disminuyan de altura», dice Davies. «Pero tiene que ser debido a un cambio en los patrones de circulación que dan lugar a la formación de nubes a gran altura».

La nave Terra seguirá recopilando datos para ver si esta tendencia continúa.

Las pastillas para dormir aumentan en cuatro veces el riesgo de muerte prematura

Algunas pastillas que comúnmente se emplean para dormir podrían estar asociadas con un mayor riesgo de muerte. De hecho, según un trabajo que se acaba de publicar en British Medical Journal, el consumo de estos medicamentos inductores del sueño, incluso en cantidades inferiores a las 18 dosis al año, cuadriplica el riesgo de muerte. El estudio señala además que su consumo en dosis elevadas se relaciona también con un riesgo significativamente mayor de cáncer.
En EE.UU., se calcula que entre uno de cada 20 o de cada 10 adultos consumen somníferos; en España, se calcula que los somníferos sin receta son consumidos por un 1,6%, de la población. Los investigadores, de la Clínica Scripps (EE.UU.), han evaluado la supervivencia de más de 10.500 personas a las que se les prescribió una serie de pastillas para dormir durante un periodo medio de 2,5 años entre 2002 y 2007.

Los fármacos analizados incluían benzodiacepinas, como el temazepam, no benzodiacepinas, como el zolpidem, eszopiclona, y zaleplon, barbitúricos y antihistamínicos sedantes.

Los investigadores compararon la supervivencia de estos pacientes, cuya edad promedio era 54 años, con la de más de 23.500 personas de la misma edad, sexo, estilo de vida y problemas de salud subyacentes, pero que no habían consumido pastillas para dormir durante el mismo periodo.

Después de tomar en cuenta factores que pudieran influir en los resultados -edad, sexo, peso, estilo de vida, origen étnico y diagnóstico previo de cáncer-, los resultados sugerían la existencia de un vínculo entre estos medicamentos y un mayor riesgo de muerte, incluso en dosis relativamente bajas.

Más concretamente, los resultados mostraron que aquellas personas a las que prescribieron hasta 18 dosis al año tenían 3,5 veces más probabilidades de morir que los no tomaban pastillas; si el consumo era entre 18 y 132 dosis fueron, el riesgo se cuadriplicaba. Y los que tomaron la mayor cantidad de dosis (132 + un año) tenían cinco veces más probabilidades de morir.
Tasa de mortalidad
Aunque el número total de muertes en cada grupo fue reducido, los expertos encontraron claras diferencias entre ellos. Por ejemplo, hubo 265 muertes entre las 4.336 personas que tomaban zolpidem, en comparación con las 295 muertes entre las 23.671 personas que no habían tomado sedantes o pastillas para dormir. Además, los que tomaron el mayor número de dosis también estaban en mayor riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer.

Los autores advierten no obstante que los estudios que muestran asociación no prueban, necesariamente, causa y efecto. Sin embargo, sus hallazgos y las investigaciones anteriores muestran un mayor riesgo de muerte entre los consumidores de pastillas para dormir. Por ello, los investigadores creen que se debe reconsiderar el uso de hipnóticos a corto plazo.

En este sentido, la editora jefe del BMJ, Trish Groves, añade que, «aunque los autores no han sido capaces de probar que las píldoras para dormir causen la muerte prematura, sus análisis han descartado una amplia gama de factores causales posibles para estos resultados, que plantean problemas importantes, y dudas sobre la seguridad de los sedantes y pastillas para dormir».

Trasplante de pelo, de las piernas a la cabeza

Los resultados estéticos son mejores para repoblar la zona de las entradas, según dermatólogos de la Universidad de California

A partir del vello de las piernas se obtiene un pelo más suave para la línea de nacimiento del cabello
A falta del «crecepelo» milagroso, hoy la mejor opción para repoblar una cabeza es recurrir al trasplante de capilar. Esta intervención permite llevar pelo de las zonas más pobladas, casi siempre de la nuca, a las zonas más despobladas, pero siempre desde la cabeza. Dermatólogos norteamericanos han probado con éxito una nueva fuente capilar. En lugar de extraer el pelo de la cabeza han probado a implantar el vello de las piernas de sus pacientes. Y, de momento, con buenos resultados. En la revista «Archives of Dermatology»describen el procedimiento con dos voluntarios con alopecia androgénica, el tipo de calvicie masculina más común. Esta forma de alopecia suele manifestarse con la aparición de entradas, donde el cabello suele ser muy fino.
El resultado con el vello de las piernas es más natural, asegura Sanusi Umar, el profesor de Dermatología de la Universidad de California, que ha diseñado el nuevo procedimiento. En las entradas, en la línea de nacimiento del cabello, el pelo suele ser tan fino y suave como el de un bebé. En cambio, en la nuca el pelo es más grueso y fuerte. Si se trasplanta desde allí el resultado siempre es menos natural.

Pelo menos duro y tieso

Umar ha probado con dos pacientes, de 35 y 29 años que ya se habían sometido a dos trasplantes capilares tradicionales con resultados poco satisfactorios. El injerto con pelo de la nuca les había repoblado la zona, aunque con un cabello duro y tieso, difícil de domar.
El equipo de Umar cambió ese pelo por el vello de sus piernas. Extrajo mil folículos capilares y los reimplantó, pelo a pelo en la cabeza. Entre el 75 y el 80% del pelo trasplantado creció sin problema en la cabeza de sus pacientes después de una intervención con anestesia local. La línea de nacimiento del cabello se repobló en nueve meses con unos resultados muy satisfactorios para los pacientes, según se relata en el estudio.
Desde que publicó estos dos casos, Umar ha hecho ocho injertos más con esta nueva técnica, incluida una mujer.

Pronostican un declive en las muertes por cáncer en la Unión Europea

En 2012 se producirán casi 1,3 millones de muertes por cáncer en la Unión Europea (UE), una cifra que si bien es mayor que hace cinco años debido al envejecimiento de la población, supondría una caída real de entre el 7 y el 10 por ciento con respecto a 2007.

Así lo pronostica un estudio realizado por investigadores de las universidades italiana de Milán y suiza de Lausanne publicado hoy en Annals of Oncology, que destaca también un importante descenso en las muertes por cáncer de mama en las mujeres.

Según el estudio, la tasa de mortalidad por cáncer en la UE en 2012 será de 139 por 100.000 en los hombres (717.398) y de 85 por 100.000 en las mujeres (565.703), lo que en comparación con las cifras registradas en 2007 por la Organización Mundial de la Salud representa una reducción del 10 por ciento entre los varones y del 7 por ciento entre las féminas.

Salvo un aumento de mortalidad por cáncer de pulmón en las mujeres (+7 por ciento) y por cáncer de páncreas en ambos sexos, se reducirán las muertes por cáncer de estómago, intestino, próstata, mama, útero y leucemia, según el estudio.
En España
La mortalidad por cáncer en España en 2012 será similar al resto de la UE para los hombres y algo menor para las mujeres, aunque el reciente aumento de casos de cáncer de pulmón entre las féminas ha sido más pronunciado en España que en otros países europeos, dijo uno de los principales autores, el profesor Carlo La Vecchia, de la facultad de Medicina de la Universidad de Milán.

Una de las conclusiones más llamativas del estudio es un declive significativo del nueve por ciento en las muertes por cáncer de mama, que es incluso mayor, del 13 por ciento, entre las mujeres de entre 20 y 49 años. Esto demuestra que son los importantes avances en los tratamientos los responsables de este descenso y no las mamografías periódicas, habitualmente restringidas a mujeres de entre 50 y 70 años en la mayoría de los países europeos, señaló La Vecchia.

«La extrapolación lineal de estas tendencias recientes indica que los descensos seguramente persistirán en un futuro cercano», agregó. Sin embargo, el cáncer de mama sigue siendo la principal causa de muerte de mujeres por esta enfermedad en la UE (15 por ciento del total), incluyendo a países como Francia, Alemania, Italia y España. Sólo en el Reino Unido y Polonia es el cáncer de pulmón.
Tabaco
Debido a los cambios en los hábitos de fumar -ellos tienden a dejar de fumar y ellas a fumar cada vez más-, las muertes por cáncer de pulmón seguirán aumentando entre las mujeres en la UE -la tasa de mortalidad será del 13,44 por 100.000 en 2012-, mientras disminuirán entre los varones, señala el estudio.
Pese a ello el cáncer de pulmón seguirá siendo la primera causa de muerte por esta enfermedad entre los hombres, con una tasa de mortalidad del 37,2 por 100.000 este año. Aún así, esa cifra es un 10 por ciento menor que la registrada por la OMS en 2007.
Cáncer de páncreas
En opinión de La Vecchia es «preocupante» el aumento de muertes previstas por cáncer de páncreas tanto en mujeres (del 5,24 en 2007 al 5,38 por 100.000) como en hombres (del 7,86 al 8,01 por 100.000). «Esto es una sorpresa en el caso de los hombres», dijo, al recalcar que cada vez hay menos hombres fumadores y fumar y el sobrepeso son dos de los principales factores de riesgo. Según otro de los autores, el profesor Fabio Levi de la Universidad de Lausanne, la caída en las tasas de mortalidad de seis de los principales cánceres en la UE «es un reflejo del abandono del hábito del tabaco en los hombres y de los continuos progresos en la prevención, detección temprana y tratamiento del cáncer».

Los investigadores utilizaron datos sobre las muertes por cáncer en la UE durante el periodo 1970-2007 para calcular la tasa de mortalidad anual y las tendencias reflejadas en el estudio, un instrumento que consideran crucial para definir las prioridades en la prevención y el tratamiento de la enfermedad. EFE

El estrés cambia la forma en la que se toman decisiones

El estrés cambia la forma en la que se toman decisiones, alterando la manera en la que las personas sopesan riesgos y beneficios. Así lo apunta un estudio de llevado a cabo por un equipo de investigadores de la Universidad de California del Sur (EE.UU.), cuyos resultados, publicados en el último número de Current Directions in Psychological Science, revelan que el estrés hace que la gente se centre más en lo positivo.

Según una de las autoras del trabajo, Mara Mather, resulta algo sorprendente que el estrés haga que las personas piensen en positivo, ya que esta sensación «suele asociarse a experiencias negativas, por lo que se podría pensar que, en esa situación, uno se va a centrar en lo negativo». Sin embargo, desvelan que, cuando se está bajo presión -por ejemplo, cuando se les dice que tienen que mantener su mano en agua helada durante varios minutos o dar un discurso- se comienza a prestar más atención a la información positiva y a descartar la negativa.
Pros y contras
«El estrés parece ayudar a la gente a aprender de los mensajes positivos y reducir su aprendizaje de mensajes negativos», dice Mather. Esto significa que, cuando una persona estresada está tomando una determinación difícil, podría prestar más atención a los 'pros' de la alternativa que están considerando a menos a los 'contras'. Así, alguien que está pensando si cambiar de trabajo y se siente estresado por esta decisión podría tener más en cuenta el aumento del salario que otros puntos más negativos que conlleve el cambio.

Que el estrés haga que la gente se centre más en lo positivo podría ayudar a explicar por qué el estrés juega un papel importante en las adicciones y por qué las personas estresadas sufren más esperando a alcanzar sus objetivos urgentes. «La compulsión de conseguir esa recompensa se hace más fuerte y por eso la persona es menos capaz de resistirlo», dice la experta.

El estrés, añade el trabajo, aumenta también las diferencias en cómo hombres y mujeres piensan en los riesgos. Cuando un hombre tiene estrés, se vuelve incluso más dispuesto a asumir riesgos. Sin embargo, cuando una mujer tiene estrés se muestra más conservadora sobre los riesgos. Mather vincula esto a otra investigación que señala que, en tiempos difíciles, los hombres son más propensos a responder con la lucha o la huída, mientras que las mujeres tratan de buscar vínculos y mejorar relaciones.

Un gran asteroide puede amenazar la Tierra en 2040

Mide 140 metros y su trayectoria aún no es bien conocida. Los científicos no le quitarán sus ojos de encima hasta saber con certeza si hay un riesgo real. En caso de que así sea, dicen que hay tiempo suficiente para desviarlo

Los científicos vigilan de cerca a un enorme asteroide que puede suponer una amenaza para la Tierra en cuestión de unas pocas décadas. La roca espacial, llamada 2011 GA5, mide 140 metros de diámetro y es posible que se acerque demasiado a nuestro planeta en el año 2040, lo suficiente como para que algunos investigadores comiencen a plantearse cómo desviarla, según informa Space.com. Los científicos creen que, en caso de que definitivamente suponga un riesgo real, algo que no sabrán hasta dentro de unos años, todavía quedará tiempo para desarrollar una misión que pueda desviarlo de nuestro camino.
Los científicos han debatido sobre este asunto en la 49 sesión del Subcomité de Asuntos Científicos y Técnicos de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Utilización Pacífica del Espacio Exterior (COPUOS), que se celebró a principios de este mes en Viena. Un equipo experto en objetos cercanos a la Tierra (NEOs) tomó nota sobre la posibilidad -por remota que sea- de que el 2011 GA5 choque contra nuestro planeta dentro de 28 años.
El objeto fue descubierto en enero de 2011 por los observadores de Mount Lemmon Survey en Tucson, Arizona. Los científicos conocen con precisión su tamaño -unos 140 metros de diámetro-, pero su masa y composición todavía es un misterio. «2011 GA5 es el objeto que actualmente tiene la mayor probabilidad de impactar contra la Tierra... en el año 2040. Sin embargo, solo hemos observado alrededor de la mitad de una de sus órbitas, por lo tanto la confianza en estos cálculos aún no es muy alta», dice Detlef Koschny, de la Agencia Espacial Europea, a Space.com. El científico cree que todavía no se puede decir que el asteroide sea una amenaza real, ya que para asegurar algo semejante tendrían que haber sido observadas al menos una o dos órbitas enteras. Sin embargo, ha recomendado a los científicos de COPUOS que mantegan sus ojos en él.

Es posible evitarlo

El asteroide 2011 GA5 tiene una probabilidad de impacto de 1 entre 625 para el 5 de febrero 2040, según Donald Yeomans, director del programa de Observaciones de Objetos Cercanos a la Tierra en el Laboratorio de Propulsión a Chorro en Pasadena, California. Esta probabilidad de impacto, sin embargo, no es fija. Hasta ahora, los investigadores han sido capaces de observar el asteroide durante poco tiempo -durante los nueve primeros meses de 2011- y los números pueden cambiar después de nuevas observaciones. El objeto será observable desde la Tierra en el intervalo de 2013 a 2016.
En el escenario muy poco probable de que las posibilidades de impacto no disminuyan significativamente después de ese tiempo, Yeomans cree que habría tiempo suficiente para enviar una misión que altere el curso del asteroide con efectos gravitacionales. En palabras sencillas, conseguiríamos quitarnos la molestia del medio. Llegado el caso, los científicos deberán decidir cuál es el mejor método para destruirlo o desviarlo, lo que incluye la peligrosa posibilidad de una explosión nuclear. Una difícil decisión y un reto al que la humanidad aún no ha tenido que enfrentarse.
Antes de 2040, el asteroide se acercará a la Tierra en 2023, a 2.99 millones de kilómetros.

La NASA prevé una posible misión a Marte en 2018, pese a los recortes presupuestarios

Las reducciones de la Administración Obama suponen una pérdida de 430 millones de euros en 2012 solo para el programa de exploración marciana


El jefe científico de la NASA, John Grunsfeld, anunció este martes que la agencia espacial estadounidense no descarta iniciar un programa de exploración de Marte de cara a 2018. Según explicó, este nuevo proyecto necesitaría la aportación del equipo humano, así como de la tecnología espacial de la NASA.
Sin embargo, la principal preocupación para esta misión es el dinero, ya que la agencia espacial ha sufrido recortes en su presupuesto para los próximos años. En este sentido, Grunsfeld señaló que se está estudiando la posibilidad de invertir algo más de 520 millones de euros en este proyecto, ya que, a su juicio, «la exploración de Marte es una oportunidad que no debe perderse».
El jefe científico de la NASA realizó estas declaraciones durante su intervención en encuentro anual del Grupo de Análisis del programa de Exploración de Marte (MEPAG), que se han mostrado, según ha publicado «Nature», «muy contrariados» por los recortes anunciados por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, el pasado 13 de febrero. Concretamente, las reducciones de Obama suponen una pérdida de 430 millones de euros en 2012 y 140 millones de euros en 2015, sólo para el programa de exploración marciano de la NASA.
«Cuando se hizo pública la decisión de Obama, la gente se quedó sentada con la boca abierta, tratando de asimilar lo que esto iba a significar para MEGAP», explicó el exdirector de programas a Marte, Scott Hubbard. Así, una de las principales preocupaciones de los científicos de la NASA es que una de las 'joyas de la corona' de la agencia espacial esté en peligro ya que, con la falta de presupuesto, también se ha anulado parte del programa estratégico de este grupo, empezando por la retirada de la NASA del proyecto «ExoMars», que iba a realizar en colaboración con la Agencia Espacial Europea (ESA).

Mantener en marcha el programa

Esta misión, en principio, tiene dos fases: en la primera se enviará en 2016 un orbitador para estudiar la atmósfera de Marte; mientras que en la segunda se enviará un rover (en 2018) que se encargará de recoger muestras de la superficie del planeta rojo.
Los directivos de la agencia espacial decidieron que, tras el recorte de presupuesto, la NASA no podía adquirir un compromiso de ese tipo con la ESA y ha decidido invertir ese dinero en programas más emblemáticos de la agencia, como el Telescopio Espacial James Webb. Con el nuevo anuncio de Grunsfeld, el Ejecutivo estadounidense espera que una misión en 2018 (aunque no sea muy ambiciosa) y un presupuesto de 520 millones de euros para el MEPAG mantenga en marcha el programa de Marte de la NASA.
Por su parte, el presidente de MEPAG, David Des Marais, se ha mostrado optimista y ha indicado que con ese dinero un orbitador «podría todavía hacer mucho de la ciencia».

Un ascensor espacial para 2050

Una empresa japonesa prepara una estructura de 36.000 kilómetros de alto que tardará siete días en poner productos y astronautas en el espacio

Si todo se ajusta a lo previsto, dentro de cuarenta años Japón dispondrá de un ascensor espacial. Se trata de una estructura de unos 36.000 kilómetros de alto, por el que se podrán enviar productos y astronautas al espacio. Construido mediante la unión de casi 100.000 kilómetros de nanotubos de carbono, material que es unas 20 veces más resistentes que el acero, permitirá que la órbita terrestre sea finalmente colonizada. Satomi Katsuyama, la directora del proyecto, ha reconocido que aún quedan problemas por resolver, pero que en 2050 la obra podría estar lista.
Todos hemos oído hablar de los ascensores espaciales. Propuestos por el ingeniero ruso Yuri Artsutanov hace más de cincuenta años y explotados hasta el cansancio por los escritores de ciencia ficción dura, no son otra cosa que un mecanismo para poder alcanzar la órbita terrestre sin necesidad de utilizar un cohete o transbordador espacial. El principio básico de su funcionamiento es muy simple, y equivale a una cuerda que tiene un peso atado en un extremo a la que que hacemos girar a una gran velocidad. La fuerza que ejerce el peso mantiene tensa la cuerda, que se proyecta desde nuestro puño hacia el exterior del radio de giro. En el caso del ascensor espacial, la cuerda tiene unos 36.000 kilómetros de largo (la distancia a la que se encuentra la órbita geoestacionaria) y el “puño” que la hace girar no es otro que el propio planeta Tierra.
Se debe fijar uno de los extremos de esa estructura en la superficie del planeta, y el otro a una masa que se encuentra en la órbita geoestacionaria -es imprescindible que este extremo de la estructura no se desplace por el espacio, por eso se elige una órbita de este tipo- para evitar que la “cuerda” no se enrolle sobre el planeta. Pero el aspecto más complejo de este proyecto es el desarrollo del material con el que construir esos 36.000 kilómetros de estructura. Aún tratándose de un compuesto muy liviano, la magnitud de sus dimensiones hacen que el peso total sea impresionante, por lo que su resistencia mecánica debe ser enorme solamente para que sea capaz de soportar su propio peso.

En 2008 Japón convocó a una serie de empresas y científicos para comenzar a delinear la construcción de un ascensor espacial, noticia que no tuvo la repercusión que uno podría esperar. Han pasado cuatro años, y el proyecto sigue en marcha. La empresa Obayashi, una de las participantes, ha comunicado que esperan tener el ascensor funcionando en el año 2050. La directora del proyecto, Satomi Katsuyama, ha explicado a los medios que la “cabina” de este ascensor viajará a unos 200 kilómetros por hora y que demorará unos 7 días en alcanzar la órbita. Se desplazará sobre una “cuerda” construida con casi 100 mil kilómetros de nanotubos de carbono, un material que posee unas 20 veces más resistencia estructural que el mejor de los aceros, pero mucho menos peso.

Problemas por resolver

Katsuyama también ha reconocido que aun quedan varios problemas por resolver antes que se puedan comenzar las obras, pero confía en que los avances tecnológicos que se están produciendo proporcionen las soluciones necesarias en el corto plazo, de forma que el ascensor pueda estar listo en el año 2050. De concretarse, sería una dura competencia para las empresas que como “Virgin Galactic” están haciendo fuertes inversiones para desarrollar su propia tecnología de cohetes espaciales. De todos modos, el proyecto japones seguramente enfrentará retrasos inevitables, ya que a pesar del optimismo que se puede apreciar en las declaraciones de sus responsables se trata de uno de los más complejos desafíos que alguna vez ha enfrentado la humanidad, y son muchos los obstáculos que seguramente van a aparecer, por que aún tenemos por delante unas cuantas décadas de carrera espacial basada en cohetes.

Una galaxia poblada de planetas errantes

Por cada estrella, en la Vía Láctea puede haber 100.000 mundos que flotan solitarios por el espacio

Hace unos meses, la revista Nature publicaba una investigación que confirmaba la existencia de los planetas solitarios, mundos que no giran alrededor de una estrella, sino que flotan errantes y sin compañía en el espacio. Lejos de ser una excepción, estos planetas, que pueden haber sido expulsados de sus sistemas, son muy numerosos. Investigadores del Instituto Kavli de Cosmología y Astrofísica de Partículas (KIPAC), un laboratorio independiente de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, creen que, de hecho, hay 100.000 por cada estrella que existe en nuestra galaxia. La Vía Láctea está repleta.
Si las observaciones confirman la estimación, esta nueva clase de objetos celestes afectará a las actuales teorías de formación planetaria y podría cambiar nuestra comprensión del origen y la abundancia de la vida. «Si alguno de estos planetas nómadas son lo suficientemente grandes para tener una atmósfera densa, podrían haber atrapado el calor suficiente para que exista vida bacteriana», señala Louis Strigari, responsable de la investigación, que se publica en «Monthly Notices» de la Royal Astronomical Society. Aunque los planetas nómadas no obtienen el calor de una estrella, pueden generarlo ellos mismos a través de la actividad radioactiva y tectónica interna.
Las búsquedas realizadas en las últimas dos décadas han identificado más de 500 planetas fuera de nuestro sistema solar, casi todos de los cuales orbitan alrededor de estrellas. El año pasado, los investigadores detectaron alrededor de una docena de planetas nómadas, mediante una técnica denominada microlente gravitatoria, que busca estrellas cuya luz está momentáneamente reajustada por la gravedad de los planetas que pasan por delante.

Esparcir la vida

Entonces, la investigación evidenció que alrededor de dos mundos nómadas existen para cada estrella común, llamada de secuencia principal, en nuestra galaxia. El nuevo estudio cree que estos errantes pueden ser hasta 50.000 veces más comunes. Probablemente, algunos fueron expulsados de sistemas planetarios, pero es posible que no todos ellos se formaran de esa manera. Un recuento más preciso, que tenga en cuenta los objetos más pequeños, tendrá que esperar a la próxima generación de telescopios de investigación.
Una confirmación de esta estimación podría dar réditos a otra posibilidad mencionada en el documento, que a medida que los planetas nómadas vagan por el espacio, las colisiones podrían esparcir la vida microbiana por otros lugares.
«Pocas áreas de la ciencia han despertado tanto interés popular y profesional en los últimos tiempos como la prevalencia de vida en el universo», explica el coautor del estudio y director del KIPAC Roger Blandford. «Lo maravilloso es que ahora podemos empezar a abordar esta cuestión de forma cuantitativa mediante la búsqueda de más de estos planetas».

Hallan «buckybolas» sólidas en el espacio

Estas moléculas de carbono, que pueden ser esenciales en el origen de la vida, aparecen apiladas como naranjas en un cesto

Astrónomos de la NASA han descubierto por primera vez «buckybolas» en forma sólida en el espacio. Anteriormente, estas esferas microscópicas de carbono con forma de balón de fútbol, que se consideran pueden ser muy importantes en el nacimiento de la vida, sólo habían sido detectadas en estado gaseoso. En esta ocasión, estas moléculas, también conocidas como fullerenos, se agrupan de la misma forma que naranjas en una cesta.
Las «buckybolas» espaciales son algo relativamente nuevo para los científicos. Fueron descubiertas por primera vez en el espacio por el telescopio Spitzer en julio de 2010, en una nebulosa planetaria. El asombro fue enorme para los investigadores, que creían haber encontrado algo anecdótico. Sin embargo, la misma sonda detectó poco después nuevas esferas alrededor de tres estrellas moribundas en la Vía Láctea y cerca de una cuarta en una galaxia cercana, donde hay tantas que su masa equivale a quince lunas como la nuestra. Todas se encontraban en estado gaseoso. Ahora, han descubierto que también pueden ser sólidas.
Las «buckybolas» son moléculas de 60 átomos de carbono unidos. Toman su nombra del parecido con las cúpulas geodésicas del arquitecto Buckminster Fuller, como las que se encuentran en la entrada del parque temático Epcot de Disney, en Orlando, Florida (EE.UU.). Fueron descubiertas por primera vez hace 25 años en laboratorio, y son muy comunes en las capas de rocas y meteoritos y en el hollín de las velas. También se han encontrado en un tipo de minera que se encuentra en Rusia, y en la fulgurita, una roca de Colorado que se forma cuando un rayo cae sobre el suelo. También parecen ser comunes en el Universo. Su inusual estructura las hace candidatos ideales para aplicaciones eléctricas y químicas en la Tierra, incluyendo los materiales superconductores, medicinas, agua potable y blindajes
En el último descubrimiento del Spitzer, los científicos detectaron alrededor de un par de estrellas llamadas XX Ophiuchi, a 6.500 años luz de la Tierra, pequeños pedacitos de materia, o partículas, que consisten en «buckybolas» apiladas. «Estas buckybolas se apilan entre sí para formar un sólido, como naranjas en una caja», explica Nye Evans, de la Universidad de Keele, en Inglaterra, y principal autor de la investigación, que aparece en la publicación Monthly Notices de la Real Sociedad Astronómica.

Millones de buckybolas

«Las partículas que hemos detectado son minúsculas, mucho más pequeñas que la anchura de un cabello, pero cada una de ellas contiene pilas de millones de buckybolas», apunta el investigador. En todos los casos anteriores, las moléculas estaban en forma de gas, pero el reciente descubrimiento implica que grandes cantidades de estas moléculas deben estar presentes en algunos ambientes estelares para unir y formar partículas sólidas. El equipo de investigación fue capaz de identificar la forma sólida de las esferas porque emiten luz en una forma única que difiere de la gaseosa.
«Este emocionante resultado sugiere que las buckybolas están aún más generalizadas de lo que se creía», dice Mike Werner, científico del proyecto Spitzer en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California. «Pueden ser una forma importante del carbono, un elemento esencial para la vida, a través del cosmos», dice.
Como señala Bill Danchi, del programa científico de la NASA en Washington, «el Spitzer ha puesto de manifiesto una bella estructura a escala cósmica que arroja luz sobre la arquitectura interna de la existencia».

El fallo en el experimento de los neutrinos veloces: un cable suelto

Un simple error mecánico -la mala conexión de un cable-, pudo ser el causante de los excepcionales resultados que retan la Física moderna

Un simple fallo mecánico (la mala conexión de un cable), pudo ser el causante de los excepcionales resultados del experimento que, el pasado mes de septiembre, midió neutrinos más veloces que la luz. Investigadores del experimento Opera (el mismo que realizó las mediciones, en la imagen) anunciaron ayer por la noche que habían identificado dos posibles fallos que invalidaban el que pudo ser uno de los mayores descubrimientos de la Física de todos los tiempos.
Un auténtico jarro de agua fría para todos los que creyeron que se había abierto, de repente, una nueva rama de la Física. Y un lacónico "ya lo decía yo" para los que, por el contrario, estaban razonablemente convencidos de que detrás del experimento que detectó neutrinos super veloces se ocultaba alguna clase de error.
Antonio Ereditato, portavoz de la colaboración Opera en el Laboratorio Nacional del Gran Sasso, en Italia, aseguró anoche que "se han identificado dos elementos que podrían haber afectado significativamente a los resultados que se anunciaron" el pasado mes de septiembre.
El primero de los fallos se debió, sencillamente, a la mala conexión del cable de fibra óptica que transportaba la señal de GPS al reloj principal del experimento. Y el segundo radicaba en el propio GPS, que podría haber proporcionado a los ordenadores marcas de tiempo erróneas durante la sincronización de los eventos. "Estos dos elementos -explicó Ereditato- pueden modificar el tiempo de vuelo de los neutrinos en ambas direcciones".
Como se recordará, los investigadores de Opera midieron en septiembre de 2011 el tiempo que tardaban haces de neutrinos en recorrer los 750 km. de distancia entre el CERN, el gran laboratorio europeo de física, cerca de Ginebra, y los detectores del Gran Sasso, bajo los Apeninos italianos. Y hallaron que los neutrinos llegaban a su destino 60 nanosegundos antes que la luz, algo que contradice la teoría de la Relatividad formulada por Einstein y según la cual nada puede moverse más deprisa que la luz, que viaja a 300.000 km. por segundo.
Una gran parte de la comunidad científica recibió esos resultados con gran escepticismo, ya que son muchas las pruebas que confirman la validez de la teoría enisteniana. Los propios autores de las mediciones, que pidieron ayuda a sus colegas internacionales para encontrar el posible error, estaban convencidos de que algo había funcionado mal, aunque no pudieron localizar el fallo.
Se buscó, primero, algún error de procedimiento, y varios equipos sugirieron mejoras en la forma de realizar las mediciones. Dos meses después del primer e impactante anuncio, los investigadores llevaron a cabo un segundo experimento mejorado, pero los resultados volvieron a ser los mismos. Los neutrinos, aparentemente, seguían siendo más veloces que la luz.

Un cable ajustado

Ahora, sin embargo, parece haber quedado claro que la discrepancia de 60 nanosegundos en favor de los neutrinos tiene su origen en la citada mala conexión. Una vez ajustado el cable se comprobó, en efecto, que el tiempo que tardaban los datos en pasar a través de él coincidía con los 60 nanosegundos de ventaja que, supuestamente, los neutrinos le sacaban a la luz. Por lo que los investigadores creen que es precisamente ahí donde está el tan buscado fallo.

Sin embargo, Ereditato también dijo que será necesario comprobar de nuevo los datos y verificar si, efectivamente, el problema ha quedado resuelto. No olvidemos, además, que otros laboratorios (en Estados Unidos y Japón) llevan ya meses preparando sus propios experimentos para medir la velocidad de los neutrinos.
El caso, pues, no se considera aún totalmente cerrado. La apuesta es demasiado elevada y es necesario llevar a cabo tantas pruebas como sea posible para llegar a un resultado definitivo, y saber si, efectivamente, los dos errores detectados son suficientes para explicar la ventaja de los neutrinos en su carrera contra la luz.