Científicos descubren cómo un roedor africano que vive casi sin oxígeno es inmune al dolor provocado por las quemaduras
La rata topo lampiña africana (Heterocephalus glaber) es una superviviente nata. Ciega y sin asomo de pelo, su aspecto puede resultar repulsivo, pero la naturaleza ha compensado sus carencias estéticas con una enorme capacidad de resistencia. Estas criaturas son famosas por sobrevivir en condiciones extremas, en colonias bajo tierra donde apenas hay oxígeno y las proporciones de dióxido de carbono son muy altas. Además, son inmunes a las quemaduras del ácido, ante las que no sienten dolor. Esta capacidad de superhéroe inmune a los infiernos había resultado un misterio hasta ahora, pero científicos del Centro Max-Delbrück de Medicina Molecular en Berlín han conseguido desvelar el secreto de la resistencia de esta especie. Los hallazgos, publicados en la revista Science, pueden ayudar a entender el dolor crónico que los seres humanos pueden experimentar debido a la acumulación de ácidos en ciertos tejidos.
Pese a su inusual insensibilidad hacia las quemaduras que causa el ácido, las ratas topo que habitan en Etiopía, Kenia y Somalia tienen las mismas moléculas detectoras de ácido dentro de sus receptores de dolor que el resto de vertebrados. Sin embargo, el equipo dirigido por el investigador Ewan St. John Smith muestra que los receptores de dolor de las neuronas de las ratas topo tienen una variante específica en sus canales de sodio. Los protones bloquean fuertemente esta variante y de este modo inhiben a la neurona de encender una señal de dolor.
Madrigueras pestilentes
Las ratas topo lampiñas comparten su madriguera con varios compañeros, en profundos túneles que contienen poco oxígeno y altos niveles de dióxido de carbono. Según los científicos, parece que la presión evolutiva ha seleccionado esta variante genética para permitir al animal sobrevivir en su difícil entorno subterráneo. Estos roedores son capaces de soportar media hora de extrema hipoxia o privación de oxígeno sin que sus células cerebrales queden dañadas, según otro estudio publicado en 2009 por expertos de la Universidad de Illinois. Las ratas topo desnudas ostentan el récord de aguantar sin respirar entre los mamíferos.
La vida de estas criaturas no es fácil. Están acostumbradas a un ambiente pestilente y se revuelcan en sus propios excrementos para mantener un olor uniforme en la comunidad. Sin embargo, tienen una longevidad excepcionalmente larga para un roedor de su tamaño -26 años de vida- y conservan siempre la capacidad infantil que todos los mamíferos tienen cuando están en el útero de proteger sus cerebros en bajas condiciones de oxígeno. Feas, pero resistentes a todo.
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