martes, 4 de octubre de 2011

La primera imagen del «alma» del Universo

    El telescopio terrestre más complejo del mundo abre sus «ojos» en Chile con la ambición de viajar a los orígenes del cosmos y captar el momento del Big Bang


Las galaxias Antena (también conocidas como NGC 4038 y 4039), es la primera imagen de ALMA. En la foto, combinada con observaciones del Hubble
 
     El más complejo telescopio terrestre que haya existido nunca, ALMA (Atacama Large Millimetre/submillimetre Array), una red de antenas situada en el desierto de Atacama (Chile) ha abierto sus ojos por primera vez. Esta nueva ventana al Universo estudiará los componentes básicos de las estrellas, los sistemas planetarios y las galaxias, y proveerá a los científicos detalladas imágenes del nacimiento de los cuerpos celestes. Además, detectará las galaxias más lejanas en los confines del Universo, tal y como eran hace aproximadamente 10.000 millones de años atrás, y permitirá acercarnos al misterio del origen de todo, la gran explosión del Big Bang. En su primera imagen, ha captado las galaxias Antena, un dúo de galaxias espiral en colisión y con formas distorsionadas que están a unos 70 millones de años-luz de distancia, en la constelación de Corvus (el Cuervo).
     «Estamos viviendo un momento histórico para ciencia y la astronomía, e incluso quizás para la evolución de la humanidad, porque comenzamos a usar al mayor observatorio que se esté construyendo en este momento», afirma Thijs de Graauw, Director de ALMA. La red de telescopios situada a 5.000 metros de altura en el llano de Chajnantor, en el norte de Chile, lleva a sus espaldas más de una década de trabajo que incluye los conocimientos técnicos y científicos de países de cuatro continentes. Aunque ya ha comenzado sus operaciones científicas, el observatorio todavía no ha sido terminado. Cuando lo esté, incluirá 66 telescopios individuales -ahora funcionan un tercio- que se combinan electrónicamente para simular un telescopio de 6km de diámetro, algo espectacular. Además, revela una visión del Universo que no puede ser visto en luz visible o infrarroja, lo que le permite estudiar algunos de los objetos más fríos del cosmos.
     ALMA utiliza una longitud de onda de alrededor de un milímetro -entre luz infrarroja y ondas de radio-, lo que la hace conocida como radiación milimétrica y submilimétrica. En estas longitudes de onda, la luz es emitida por vastas nubes frías en el espacio interestelar -a temperaturas solo unas décimas de grado por encima del cero absoluto- y desde las galaxias más antiguas y distantes. Esto permitirá a los astrónomos estudiar los objetos ocultos en el espacio por densas nubes de polvo cósmico y gas que no pueden observarse de otra forma. «Alcanzar este hito es un homenaje a los notables esfuerzos de muchos científicos e ingenieros de todo el mundo que lo han hecho posible (el telescopio)», ha dicho Tim de Zeeuw, director general del Observatorio Europeo Austral (ESO), socio europeo en ALMA.
La primera foto
    El equipo de ALMA ha trabajado intensamente en los últimos meses probando los sistemas del observatorio, preparándose para la primera ronda de observaciones científicas. Uno de los resultados de estas pruebas es la primera imagen publicada por ALMA, si bien falta mucho para que el telescopio alcance todo su potencial. Esta imagen de las galaxias Antena se obtuvo usando solo 12 antenas —menos de las que se usarán para las primeras observaciones científicas— y con separaciones mucho menores entre ellas, por lo cual no es más que un atisbo de lo que está por venir. A medida que el observatorio crezca y se vayan incorporando nuevas antenas, aumentará exponencialmente la precisión, eficiencia y calidad de sus observaciones.
    ALMA podría aceptar alrededor de un centenar de proyectos durante sus primeros nueve meses de funcionamiento. Y hay muchos más en espera. La puesta en marcha del telescopio ha suscitado tal expectativa en la comunidad científica que durante los últimos meses los astrónomos interesados de todo el mundo han presentado más de 900 propuestas para observaciones. Los proyectos seleccionados han sido revisados por comités expertos en los que han participado 50 de los astrónomos más importantes del mundo. Y no ha hecho más que empezar.

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