La secuenciación del genoma de estos enormes simios revela que, en algunos aspectos, tenemos más en común con ellos que con los chimpancés, nuestros parientes más cercanos
Un equipo del prestigioso Instituto Wellcome Trust Sanger, una institución británica sin ánimo de lucro dedicada a la investigación genética, ha conseguido secuenciar por completo, por primera vez, el genoma del gorila, el último de los grandes simios vivos cuyo «código de barras» quedaba por descifrar. Aunque los chimpancés siguen siendo nuestros parientes más cercanos, las criaturas del planeta con las que tenemos más en común, el reciente hallazgo genético ha revelado que somos mucho más parecidos a los gorilas de lo que creíamos, al menos en un 15% de nuestro genoma. La investigación, publicada en la revista «Nature», no solo proporciona claves sobre la evolución humana, sino que también pone de relieve la importancia de proteger una especie en peligro de extinción que resiste, gravemente amenazada, en los bosques ecuatoriales de África central.
El equipo, dirigido por Richard Durbin, secuenció el genoma de una hembra de gorila occidental de las tierras bajas (Gorilla gorilla gorilla), llamada Kamilah, y comparó el resultado con el de humanos, chimpancés y orangutantes -los otros tres grandes simios vivos- y con otras especies de gorilas. Los científicos analizaron más de 11.000 genes para buscar importantes cambios genéticos en la evolución. De esta forma, descubrieron que aunque en general el hombre y el chimpancé son más parecidos, existen ciertos territorios de nuestro genoma en lo que esto no es cierto. El 15% del genoma humano está más cerca del gorila que del chimpancé, y el 15% del genoma del chimpancé está más cerca del gorila que del ser humano.
«Nuestros hallazgos revelan no solo diferencias entre las especies que reflejan millones de años de divergencia evolutiva, sino también cambios genéticos similares que se produjeron al mismo tiempo desde su ancestro común», explica Chris Tyler-Smith, uno de los autores de la investigación. Uno de estos cambios tiene que ver con la percepción sensorial auditiva, que se desarrolló al mismo tiempo, de forma acelerada, en gorilas y humanos. Los científicos creían que este rápido proceso estaba relacionado con la evolución del lenguaje en el ser humano, pero los nuevos resultados ponen en duda este punto, ya que, aunque pasaron por lo mismo, los gorilas no hablan.
En peligro de extinción
La investigación también ilumina el momento en el que los gorilas se separaron como especie de humanos y chimpancés, hace diez millones de años. La división entre gorilas occidentales y orientales (entre ellos los famosos de montaña) fue mucho más reciente, en el último millón de años, y gradual, a pesar de que ahora son genéticamente distintos. Esta división es comparable en algunos aspectos con la que se produjo entre chimpancés y bonobos, o entre el ser humano modern0 y los neandertales.
Los gorilas sobreviven en nuestros días en poblaciones aisladas en los bosques ecuatoriales de África central. En peligro de extinción, se encuentran gravemente amenazados y son víctimas de matanzas por razones comerciales. Los científicos creen que esta investigación puede servir para concienciar aún más sobre la necesidad de proteger a estos simios que se nos parecen tanto. Dejar que desaparezcan sería como acabar con una parte de nosotros mismos.
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